«Llegó de la mano de Rosa y puso colores, vida y alegría a nuestros soles.
Y puso negros y grises a la injusticia.
Nos acompañó siempre con su amistad, su generosidad y su arte.
Y nos hizo fácil quererle.
Gracias, Rosa, por este regalo.
Gracias, Julián, poeta de la plumilla
La Solfónica está de luto»
«Julián cedió su cuerpo.
Dos sentidos tiene la vida.
Sus dibujos son unívoco rastro,
Del devenir de la existencia misma. Como luz entre la cerrazón,
Su trazado nos dará la nota.
Nuestro canto no olvidará,
La enseñanza de su derrota. Así inicia Julián, el curso inverso;
Bien sabía él, lo que encarnaba:
¡Hola Julián! seas de nuevo,
¡Bienvenido a casa!»
«No se que decir que no sea una repetición… bueno si.
Sencillo, humilde, servicial, atento, cercano y sensible ante el dolor y el sufrimiento ajeno denunciandolo con su forma de expresión única. Su talento y su arte al servicio de la denuncia.
¡Gran artista sin ánimo de lucro! Todo un ejemplo de vida.
Julián permanece y permanecera en nuestras retinas y en nuestros corazones…. Nuestra correspondencia..
nuestro cariño.
!Ha sido un lujo el conocerlo. Le queremos! »
«Un rayo de su luz, Julián dejó en nuestra pancarta, tan suya y tan de todas
Su arte, su denuncia y su respeto: la senda más soñada
Recordarle y sentirle es un honor
Y sobre todo es justa ofrenda
Su persona, su modestia
Sus trazos plenos, sensibles y certeros
Sus pinceles bebiendo en sus entrañas
Por ti, hoy vibra en cada letra nuestra voz
Que fielmente acompañaste, compañero
Gracias, siempre millones de gracias»